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domingo, 1 de noviembre de 2015

Lo que la vida hizo conmigo.

Publicado por Lalectora en 15:25 0 comentarios

Cuándo buscamos ayuda entramos en un proceso en el que no sabemos ni en que creer pero si sabemos que necesitamos algo de donde agarrarnos. Sabemos que una parte nuestra se rompió, que un cable se soltó, que algo dejó de funcionar de la manera en que estábamos acostumbrados a que lo hiciera y buscamos esa reconexión.

Mi proceso personal empezó sin siquiera estar consciente de Dios en mi vida... yo todo lo que quería era volver a la "tranquilidad" del caos en el que estaba por la facilidad de volver a lo conocido y en mi propio deseo de salir adelante, se abrieron mil caminos que permitieron que llegara la luz de mis guías y mi propia luz.

Todo empezó muy confuso, había dolor y mucha tristeza, pero con el paso del tiempo, la paciencia y el amor; las respuestas fueron llegando, una por una... es como cuando un niño empieza a vivir; ¡debe aprenderlo todo de cero!... nosotros los adultos, con el agravante de tener que olvidar muchas cosas aprendidas para aprender otras y poder renacer en armonía con nosotros mismos desde el amor.

La mayoria das cosas que "sabemos" nos las han enseñado (y eso no está mal) pero hay muchas que están en nuestro inconsciente y debemos hacerlas conscientes pues algunas nos hacen daño y debemos sacarlas de nuestro sistema para poder evolucionar.

Para mi, aprender a quererme fue el gran reto, aceptar que todo lo que nos pasa está conectado con un propósito mayor que nosotros mismos hemos planeado de la mano de Dios antes de nacer, sonaba a locura. Hoy todavía suena así y hay muchos que no lo entienden y me miran raro pero ya no sufro con eso. Cada uno lleva su proceso a su propio ritmo.

De mi proceso terapéutico y del acompañamiento del ángel que Dios puso en mi camino para mostrarme otro camino, he aprendido infinidad de cosas que no podría reducir a un escrito pero que definitivamente cambiaron mi vida.

Aprendí a caminar sola, a valorar mi soledad, a amarme a mi para poder amar a otros, a soltar la responsabilidad que creía tener sobre los actos o reacciones de los demás, a respetar y aceptar con amor las decisiones del resto, a entender que no hay nada que no esté planeado y que no sea parte de un plan mayor, a respetarme a mi en cada momento, a decidir pensar antes de actuar, a soltar el control y ponerlo en las manos de quien realmente corresponde.
Aprendí a sanar y a conectarme conmigo misma, con la niña y la mujer... paso por paso.

Voler al principio, a lo basico, a lo simple... Volver a ser una niña para entenderlo de manera sencilla y fácil. Levantar a la pequeña Eri que había abandonado en algún mal momento para "crecer", sin saber que era ella la que tenía todas las respuestas que necesitaba.

Mi proceso ha sido hermoso, ha estado lleno de magia, de luz; ¡De milagros!. Milagros que si no hubiera vivido por mi misma no creería que son reales. Un milagro va más allá de lo mágico; un milagro es alcanzar momentos de verdadera felicidad, escuchar una voz, tener una respuesta, sobrevivir a una situación difícil, ver, creer, sentir. Vivir un milagro es mas simple de lo que parece y yo viví uno.

Mi crecimiento ha sido enorme, estoy en este proceso hace un poco mas de dos años y me siento felíz, plena, tranquila, siempre voy con una sonrisa y aunque me falta aprender infinidad de cosas y no tengo muchas respuestas,  tengo la certeza de ir por el camino correcto. Así lo siento y es que también aprendí a sentir, a escuchar a mi corazón, a ver las señales que me llevan por el buen camino, como hoy.

A mi proceso de crecimiento, a Dios que planeo todo esto para mí, y al ángel que me mostró el camino con dibujos, ojos vendados, respiraciones, conversaciones, reconexiones, largas horas de risas y lágrimas... Le agradezco infinitamente por haber escuhado su llamado de vida para ayudar a mujeres como yo para que encontraramos nuestra propia luz.

Kika Carrero

 

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