Nuestro cerebro es como una máquina grabadora de la realidad; dependiendo de lo que vivimos día a día proyectamos nuestro estado de animo, palabras y actitudes al resto de la gente.
Lo que está en nuestra mente, está en nuestro corazón y sólo eso podemos darle al mundo.
Lo que pensamos y sentimos de los demás es exactamente lo mismo que piensan ellos de nosotros, entonces no podemos esperar actitudes positivas a partir de este principio.
Si estamos esperado un cambio debe ser nuestro por que no podemos hacer que alguien más cambie sólo por que esa es nuestra voluntad. Si queremos que cambie el resultado debemos cambiar la forma. Es muy común escuchar que la gente dice "debería cambiar esto o lo otro" cuándo quienes debemos cambiar somos nosotros mismos pues es a nosotros a quiénes nos incomoda la actitud del otro, el otro es felíz como es y no va a cambiar por que a usted le dio la gana o no le pareció.
Lo bueno que hagamos volverá a nosotros y de igual forma lo malo. Debemos empezar a cambiarle el chip al cerebro y a lo que vivimos a diario, y esto sólo se logra creyendo que es posible reinventarnos y no pretendiendo cambiar al otro. Cuándo la otra persona percibe el cambio, entra en un proceso propio de cambio sin que usted tenga que decirle nada.
No es posible que un país entero quiera la paz cuándo se levanta a pelear hasta con el espejo.
Todas las actiudes negativas son un reflejo de nosotros mismos, de la falta de tolerancia, de la inmadurez, del egocentrismo y de la infinita desconfianza en la que vivimos todo el tiempo. No es posible tener un bonito día cuando se levantó estresado a joder en vez de levantarse a dar las gracias por la infinidad de oportunidades que tiene ese nuevo día.
Somos los únicos responsables de nuestros pensamientos y actitudes y no podemos responsabilizar a otros por nuestra mala actitud o nuestra incapacidad de reaprender.
Somos tan sensibles que todo lo tomamos personal y no nos sentamos a evaluar las situaciones preguntándonos cuál fue nuestro error si no cómo le hechamos la culpa al otro. Hasta los animales perciben las malas vibraciones y una persona con energía densa se percibe a metros. Si en su oficina es el que nadie quiere y con el que nadie se la lleva bien, reevaluese.
Debemos desear para los otros sólo lo que deseamos para nosotros mismos y en esa medida llegaran bendiciones y abundancia a nuestras vidas.
La envidia y la crítica son los enemigos numero uno de nuestros sueños y podemos desear las mejores cosas para nuestra vida y ser los más devotos para pedir pero si pedimos bueno para nosotros y malo para los otros, anulamos cualquier posibilidad de alcanzar nuestras metas. Las cosas no se logran pasando por encima de nadie ni deseandole el mal al otro.
Esta noche cuándo se acueste de las gracias por todo lo recibido y mañana cuando se levante haga el mismo ejercicio agradeciendo por un día mas de oporunidades para lograr eso que tanto quiere. No le haga mala cara al compañero que le cae mal, sonríale mañana y quitese esa carga de encima. Sea usted el que genera el cambio y no le tire la responsabilidad al otro, asuma, como el adulto que es, la felicidad de su día y deje de fregar la paciencia con tanta delicadeza ante todo. Problemas hay millones y usted tiene la capacidad de afrontarlos de manera amorosa.
Todo lo que necesitamos es amor. Amor por nosotros, por el trabajo, por nuestros sueños, por los problemas; por la gente que nos rodea. Haga un país más amable. No robe al extrangero que cogio un taxi en la calle, no se cole en el transmilenio, no le tire el carro al del lado que viene con la direccional (estos guaches tienen un sitio reservado en el infierno), sedale la silla a la señora de la panza inmensa que carga a ese bebé, no abuse de su poder, no grite, salude, deje el tonito jarto para otro día, conteste el teléfono, mande un mensaje, llame a su ex, sea felíz y hagalo por usted.
Nadie puede quitarnos la calma más que nosotros mismos. Sólo nos afectan las cosas que dejamos que entren con su mala onda en nuestras vidas, así que cuándo alguien le heche la madre no le responda igual, sea amable, sea más inteligente que geralmente eso jode más y el otro queda como un cavernicola que para la próxima vez lo pensará dos veces antes de dejar salir a la bestia interior para que responda. Ríase si es posible que así lo manda contra las cuerdas y lo hace reaccionar ante su actitud agresiva y lo lleva inconsientemente a un cambio.
No quiero decir con esto que debemos volvernos el pendejo o el pasivo que no se defiende ante nada por que tampoco es así. Las personas muchas veces abusan y debemos ponerles el tate quieto cuando es necesario pero estos limites se ponen con inteligencia y no con violencia por que de eso ya tenemos mucho en este país.
Llene su cabeza de pensamientos buenos y positivos que estos crean nuestra realidad y la transforman. Asuma su responsabilidad. Marque el cambio y de el primer paso.
Kika Carrero.
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